Chan Chan se ubica en el valle de
Moche, frente al mar, a mitad de camino entre el balneario de Huanchaco y la
ciudad de Trujillo, capital del departamento de La Libertad en la costa norte
del Perú El sitio arqueológico cubre un área aproximada de 20 kilómetros
cuadrados. La zona central está formada por un conjunto de 10 recintos
amurallados (llamados “ciudadelas”) y otras pirámides solitarias. Este conjunto
central, cubre un área de 6 kilómetros cuadrados, aproximadamente. El resto,
está formado por una multitud de pequeñas estructuras mal conservadas, veredas,
canales, murallas y cementerios.
Desde fines del intermedio
temprano (600 d.C.), y comienzos del horizonte medio (700 d.C.) -fase Moche V-
en la costa norte del Perú, surgen nuevos modelos de ciudades, donde la
estructura principal no será únicamente una pirámide ceremonial, sino una gran
cantidad de cuartos y edificios cercados por grandes muros (“canchones”), que
acompañan a ésta como la parte más importante del asentamiento. Un ejemplo de
esto lo tenemos en las urbes Moche V de Pampa Grande, en el cercano valle de
Lambayeque y Galindo, en el mismo valle de Moche. Lejos de las diferencias
formales, en ambos, se pueden notar la importancia que tienen los grandes
recintos amurallados, que albergan edificios dedicados a funciones
administrativas, y por supuesto, ceremoniales.
Por su gran volumen y su antiguo
prestigio de haber sido la capital de un importante y rico reino, Chan Chan ha
estado presente en el interés de los viajeros e investigadores desde hace
siglos. Sin embargo, hay que hacer notar que las menciones y referencias de
este sitio en los documentos más antiguos, después de la conquista española,
son escasos, o se refieren a él como una ruina. Es por eso que se postula, que
tras la conquista Inca, Chan Chan (en un tiempo, rival del Cusco) fue saqueada
y destruida (aproximadamente en el año 1470) y cuando llegó Pizarro (1532) esta
ciudad era sólo un pálido reflejo de su viejo esplendor, habitado por pocas
personas de escasa importancia política y económica.
Durante la época del virreinato
(1532 – 1821) Chan Chan fue objeto de múltiples saqueos y destrucciones, pues
existía la creencia que entre sus muros y pirámides estaba escondido un gran tesoro
en piezas de oro y plata. Y aunque no hay datos oficiales que lo respalden,
existe la leyenda de que varias fortunas se originaron de esa manera. Recién en
el siglo XIX, con el renacer de las ciencias, esta ciudad fue estudiada con
interés académico, viajeros como Rivero, Tschudi, Hutchinson, Middendorf y
Bandelier la dibujaron, mapearon y describieron, preguntándose por su origen y
cómo habría sido la vida las personas que poblaron Chan Chan. El siglo XX
inaugura a la arqueología como ciencia, y los arqueólogos la hacen una de las
principales fuentes de conocimiento del pasado peruano. Destacan las
investigaciones de Bennet, Schaedel, Willey, Kosos, West, Mosley y Mackey.
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